4 pasos para manejar la ansiedad sin comer

4 pasos para manejar la ansiedad sin comer

La dietista y psicoterapeuta Caroline Baerten, nos habla de como podemos utilizar el Mindfulness para manejar la ansiedad sin recurrir a la comida como solucion.

“Es un sentimiento desagradable; ¡me quiero librar de él!” – Esto es con frecuencia lo único que las personas pueden expresar cuando les pedimos describir su ansiedad. No obstante, la ansiedad es una emoción muy común que puede afectar significativamente la conducta alimentaria. No es lo mismo que el miedo, que es una respuesta apropiada ante el peligro. La ansiedad es una emoción más compleja, con elementos de miedo, preocupación y desasosiego, frecuentemente acompañada de agitación y tensión muscular.

Los orígenes de la ansiedad

En general, la ansiedad es el sentimiento desagradable de temer que algo negativo ocurra en el futuro. La ansiedad se alimenta particularmente de rumiación, como preocuparse por el consumo de calorías, aumento de peso, apariencia, rechazo social, alimentos saludables o no saludables. La lista de amenazas es interminable.

Las personas con patrones alimentarios restrictivos (o más extremos: anorexia, ortorexia) frecuentemente experimentan ansiedad antes, durante o después de una comida. La comida es vista como una amenaza potencial a su peso o salud. Intentan controlar este sentimiento que no puede ser definido controlando sus emociones, pensamientos, peso o ingesta. Desafortunadamente, continúan afectándolas y provocándoles aún más ansiedad. “La ansiedad surge principalmente de nuestra incapacidad para habitar en el momento presente,” como afirma Thich Nhat Hanh en su libro Saborear.

Cuando tenemos el poder para observar profundamente nuestras emociones en este momento, la ansiedad, el miedo y la preocupación no pueden controlarnos más.

Primer paso: Dar la bienvenida a nuestros sentimientos

El primer paso para observar nuestra ansiedad es simplemente invitarla a nuestra conciencia sin juicios, sin abrumarnos o sin suprimir el sentimiento. El proceso de hacer una pausa y permitir los sentimientos incómodos crea un espacio y brinda un gran alivio.

Segundo paso: Reconocer lo que está aquí

Cuando podemos reconocer nuestro pensamiento ansioso, vemos claramente cómo nos mantiene enfocados en el pasado o preocupados por el futuro. Sólo entonces podemos darnos cuenta de que en este momento estamos bien. En este momento estamos vivos y nuestros sentidos pueden experimentar los bellos colores y los deliciosos sabores de la comida en el plato.

Tercer paso: Conectarnos con el cuerpo

Las emociones no sólo ocurren en el cerebro, están estrechamente conectadas con las sensaciones del cuerpo. No podríamos darnos cuenta de que estamos hambrientos, emocionados, ansiosos o felices sin este vínculo con una reacción corporal, particularmente en el corazón y el estómago. El cuerpo da una señal – una punzada, pies fríos, bochorno o señal nerviosa – que ni siquiera se registra en nuestra conciencia.

Cuarto paso: Dialogar internamente

“¿Este sentimiento de ansiedad está surgiendo de algo que está ocurriendo ahora mismo o es un viejo miedo o preocupación de cuando éramos pequeños? ¿Qué nos quiere decir este sentimiento?”

Cuando practicamos el acoger a nuestra ansiedad y no suprimir nuestras emociones, podemos simplemente disfrutar la luz del sol, el aire fresco, el agua, la comida en el plato.

Una práctica diaria de atención plena puede ser de gran ayuda. Cuando comenzamos a percatarnos de nuestra respiración, nos traemos al momento presente y somos más capaces de enfrentar lo que sea que llegue. Pero no esperes a una crisis antes de intentar practicar  el transformar la ansiedad en mayor conciencia. Si hacemos de la práctica de atención plena un hábito, ya sabremos qué hacer cuando surjan las dificultades. Ya sin ansiedad, seremos capaces de hacer elecciones más libres y equilibradas para nuestra salud y bienestar.